Si echo la vista atrás no llego a recordar la primera vez que vi un pájaro en mi casa, la primera vez que me levanté de la cama con el sonido de los pájaros cantando o la primera vez que subí a la azotea de mi casa con mi padre para darles de comer. Y es que desde antes de que yo naciera en mi familia ya se criaban pájaros.
Tengo la suerte de vivir en un lugar en el que la afición de la canaricultura lleva arraigada muchísimas décadas, Tenerife, y donde es muy popular. Mi padre me cuenta que ya su abuelo criaba pájaros colgados en el patio de su casa y que por la noche los guardaba en la cocina. Y mi abuelo ya criaba los que fueron los padres de los actuales Melados Tinerfeños y Gibosos Españoles. Y ahora la tradición o la afición sigue en mi casa trasmitida a mi padre, y de él a mi hermano y a mí.
Esta afición ha evolucionado mucho, sobre todo los pájaros en sí, la selección de los antiguos pájaros que mi bisabuelo y mi abuelo criaban ha hecho que hoy podamos disfrutar de dos grandes razas como el Melado y el Giboso.
Aquí pongo algunas fotos de la historia de mi pajarera.
JUAN JOSÉ GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Mi padre y yo en la pajarera con las antiguas jaulas y jaulones de madera, como pueden ver todas de diferente forma y tamaño
Yo en la azotea con un híbrido de un pinto (así llamamos al jilguero en Tenerife).
Yo recogiendo 1º premio de Giboso Español en el concurso del Puerto de la Cruz en julio de 1989, junto con mi padre y al lado Juan José García Concepción
